Me encontraba en el mostrador del
hotel, esperando que el recepcionista me diera la llave de mi habitación, debido al cansancio cerré los ojos mientras inhalaba y
exhalaba profundamente, disfrutaba del refugio que me daban la oscuridad de mis
párpados, de repente, te sentí… abrazándome, la tela áspera de tu saco rozaba
la piel de mis delgados brazos, olí… esa colonia de roble seco, escuché … esa
voz que hacía palpitar mi piel… abrí los ojos y ví… nada, el chico del
mostrador aún llenaba mi registro, me rasqué la nuca para disimular cualquier
gesto extraño que haya hecho, entonces el chico me preguntó: -¿Cuarto para uno verdad?- esa pregunta
me respondió otra que me estaba haciendo desde hace algún tiempo: ¿En realidad
existe este hombre con colonia de roble? , ante la respuesta de la última
pregunta tomé el pequeño frasco de píldoras que estaba en el fondo de mi bolso,
recogí la llave y me retiré a mi habitación.
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